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"Explora la esencia del baloncesto: Una inmersión única"

El 'Naismith Arena', ubicado en la sede mundial de la FIBA en Ginebra, alberga un museo impresionante, colmado de reliquias y souvenirs que permiten comprender la rica historia de este deporte centenario.

Cuenta Miguel Font, responsable del patrimonio cultural de la FIBA, que hijos de jugadores fallecidos de la selección de Estados Unidos que perdió la final olímpica de Múnich 72, la de la canasta de Belov, descubrieron al leer el testamento de sus padres que éstos les habían prohibido recoger la medalla de plata, tal y como hicieron ellos en aquellos Juegos. En el Museo de la FIBA de Ginebra se puede ver el acta firmada bajo protesta junto a la camiseta de la URSS de Belov. Es una de las reliquias, más de 40.000, que descansan en la Casa del Baloncesto Patrick Baumann, donde se siente el baloncesto con toda su pureza y tradición y se palpa la historia de este deporte de la mano de sus héroes.

Un espacio de 1.000 metros cuadrados, el Naismith Arena, conserva el patrimonio histórico del básket desde sus inicios en el siglo XIX de la mano del ilustre profesor canadiense que da nombre al recinto. Una réplica exacta de la cesta de melocotones (pudo ser una caja cuadrada, pero fue una cesta redonda) que usó en 1891 para crear la primera canasta (sin tablero) es el inicio de un viaje repleto de hallazgos: el chándal del forro polar que usó Bill Russell en los Juegos de Melbourne 56 (fueron en invierno); las botas de Jordan para Space Jam; los balones de fútbol que se usaron al principio de los tiempos; camisetas históricas como la de Semenova, que nunca perdió un partido; una pelota firmada por los miembros del Dream Team del 92…